El especialista en patrimonio cultural, Pedro Escajadillo, hace una reflexión sobre la importancia de los bienes arqueológicos como legado histórico.
Por Kattia Alvarado. 05 julio, 2013.Existe un fuerte vínculo entre la historia de nuestro país, nuestra identidad y nuestro patrimonio cultural, considerando que este último es la huella histórica que heredamos de nuestros antepasados. La humanidad tiene la obligación de proteger y conservar su legado. Sin embargo, parece que tenemos poco o casi nada de interés por mantener a salvo nuestras riquezas arqueológicas, ya que, por lo visto y escuchado en los últimos días, estamos depredando y destruyendo nuestro pasado.
La destrucción de una de las 12 pirámides de la Huaca “El Paraíso” evidencia la falta de sensibilidad, respeto y amor hacia nuestro patrimonio cultural; poniendo por encima intereses económicos, que causan pérdidas irreparables para la historia del Perú.
Una de las causas de este comportamiento reprochable es la carencia en la formación en valores, si no conocemos nuestra historia, si no aprendemos a amarla, nunca podremos salvaguardar el legado de nuestros predecesores. El principal problema es el desconocimiento, que tiene la población en general, sobre la importancia y el valor que poseen los yacimientos arqueológicos.
Lamentablemente el ciudadano común, mayormente, no conoce los bienes culturales y su importancia histórica como testimonio de la riqueza patrimonial y cultural que tiene el país. Es aquí donde la academia y los medios de comunicación tienen una labor importante en la transmisión de valores que inciten a la correcta conservación del patrimonio cultural.
Es vergonzoso reconocer que mucha gente considera un inmueble con valor histórico, como por ejemplo una casona colonial, como un edificio antiguo y arruinado, la salida más fácil y barata es tirarlo abajo. Es este tipo de razonamiento es el que nos urge cambiar. Para lograrlo se deben tomar medidas que promuevan una conciencia responsable frente al cuidado y conservación del patrimonio histórico.
El Perú es rico en historia y el Estado, como ente protector del patrimonio, le resulta imposible proteger todos los bienes culturales. Existen deficiencias, entre otras, las económicas, que impiden conservar y salvaguardar adecuadamente nuestro legado cultural.
Por ello, una estrategia para contrarrestar esta problemática, podría ser involucrar a la población. Necesitamos hacer entender a la gente, sobre todo a la que vive cerca a las zonas arqueológicas, el valor y el potencial que tiene el patrimonio, no solo como fuente de identidad o de historia, sino como posibles generadores de riqueza económica y de desarrollo. Si estos bienes se presentan de manera atractiva pueden fomentar el desarrollo económico y cultural del lugar. Somos nosotros los principales guardianes del legado histórico de nuestros predecesores; ¡cuidémoslo!, no permitamos que se pierda nuestro patrimonio y nuestra identidad.